Ayer, el presidente estadounidense, Joe Biden, en una llamada telefónica con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y a la que asistió la vicepresidenta estadounidense Kamala Harris, reiteró su compromiso con la seguridad de Israel contra todas las amenazas provenientes de la República Islámica y sus aliados, incluidos los grupos terroristas que apoya, es decir, Hamás, Hezbolá y hutíes.
La Casa Blanca dijo, en un comunicado, que el comandante en jefe "discutió los esfuerzos para apoyar la defensa de Israel contra amenazas, incluidos misiles balísticos y drones, para incluir nuevos despliegues militares defensivos estadounidenses".
Y, sin embargo, el presidente estadounidense destacó ante Netanyahu "la importancia de los esfuerzos en curso para reducir las tensiones más amplias en la región".
No sólo eso: según los rumores difundidos por el sitio Axios, le ordenó firmemente al premier israelí que deje de intensificar "las tensiones en la región y avanzar inmediatamente hacia un acuerdo sobre los rehenes y un alto el fuego en Gaza".
En ese sentido, insistió en la preocupación por la escalada en Medio Oriente y añadió que el asesinato en Irán del líder político de Hamás "no ayudó a mejorar la situación".
En definitiva, se trata de una confirmación de la intolerancia estadounidense hacia las medidas de Netanyahu que, inmediatamente después del asesinato de Hanyeh, habían llevado a Antony Blinken a decir públicamente que Washington no estaba involucrado ni había sido informado del ataque.
Mientras, no hay certeza sobre la fecha en la que la teocracia iraní podría lanzar su respuesta contra el Estado judío.
Aunque, a juzgar por los frenéticos trabajos de inteligencia en curso, con noticias rebotando del Atlántico al Mediterráneo, parece que un momento bienvenido por Teherán, por su peso simbólico y su impacto emocional, podría caer entre el 12 y el 13 de agosto, fecha en la que se recuerda el día más triste del calendario judío: Tisha B'Av, o aniversario de la destrucción del Templo.
En cualquier caso, parece seguro que las redadas se lanzarán en los próximos días.
El resto de los ensayos generales ya se hicieron en abril, entre la tarde del sábado 13 y la noche del domingo 14, cuando por primera vez en la historia Teherán lanzó un ataque directo contra Israel en represalia por el bombardeo del consulado iraní en Damasco, que ocurrió a principios del mes.
En esas incursiones sin precedentes, aunque un tanto "telefónicas", Teherán disparó cientos de misiles y drones, y enjambres de municiones interceptaron el 99 por ciento mucho antes de que alcanzaran las fronteras del objetivo.
Porque los aliados occidentales de Israel, con la ayuda de los países árabes de la zona, abrieron un paraguas antimisiles, derribando las bombas de los ayatolás mucho antes de alcanzar el objetivo.
Precisamente por esta circunstancia, ayer el líder de Hezbolá, Hasan Nasrallah, declaró que "el Eje de resistencia está preparando una respuesta real, no una respuesta de farsa".
La milicia chiita libanesa vinculada con Teherán trabajó hoy intensamente para evacuar hacia el centro de la ciudad su bastión en el suburbio Daaheh de Beirut, el cuartel general atacado por Israel en los últimos días con la eliminación del comandante militar y número dos de Hezbolá, Fuad Shukr.
Al mismo tiempo, el Centro Sirio para el Monitoreo de los Derechos Humanos informó que las milicias proiraníes en el área de Deir ez-Zor en Siria llevaron dos camiones cargados con armas desde Irak a primera hora de la mañana.
Durante el día, mientras todos los aliados de Jamenei se preparaban para el llamado a las armas, Israel mantuvo reuniones y conversaciones con sus aliados más cercanos.
El Ministro de Defensa, Yoav Gallant, se reunió con su homólogo británico, el Secretario de Estado de Defensa del Reino Unido, John Healey, para una "evaluación de la situación operativa".
Entre los escenarios discutidos, ciertamente hay dos posibilidades: un ataque simultáneo de Irán con Hezbolá, o una respuesta separada de cada lado.
Por la noche, Gallant también habló por teléfono con el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin: el tema central de la conversación, según el ministerio, fue "la cooperación entre los dos países en materia de defensa frente a las amenazas planteadas por Irán y sus aliados".
Gallant aseguró a Austin "el compromiso de Israel de alcanzar rápidamente un acuerdo para devolver a los rehenes a casa".
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