Europa tomó medidas y aprobó contraaranceles para responder a los aranceles de Donald Trump al acero y al aluminio.
Se estrenarán en tres entregas, la primera el 15 de abril. Empero, para Europa no representaron un cierre a las negociaciones, sino más bien una posición estratégica desde la cual puede sentarse a la mesa con los estadounidenses.
"Estamos listos a suspenderlos si existe una acuerdo equitativo", subrayó la Comisión. Y es una jugada que, se razona en ambientes europeos, y que podría ahora podría tener un seguimiento concreto. La suspensión de 90 días de las tasas decidida por Trump representa, para Bruselas, el "compromiso real" que faltaba hasta ahora.
Quedarse de brazos cruzados mientras del otro lado del océano, el presidente estadounidense se burlaba de los potenciales negociadores en las últimas horas, fue demasiado, incluso para Ursula von der Leyen. Sin embargo, la presidenta de la Comisión no abandonó la estrategia de varias etapas. Dio luz verde a las contramedidas que responden a la ofensiva comercial de Trump sobre el acero y el aluminio (que se remonta a marzo), pero no a la tormenta desatada por la Casa Blanca el 2 de abril.
El enésimo coup de theatre de Trump, con el stop a los derechos sancionados contra la UE, por lo tanto, no afectó a los aranceles sectoriales introducidos previamente por la Casa Blanca. Por ello, desde Bruselas se predica calma, sin perseguir los virajes que se registran en la Casa Blanca.
Y también porque, de los cuatro anexos que componen la lista de derechos europeos, solo el primero estará operativo el 15 de abril. El segundo y el tercero entrarán en vigor el 16 de mayo, el cuarto el 1 de diciembre. Traducido: con una mano tendida desde Washington, el programa arancelario podría aplazarse o suspenderse. Y, en cualquier caso, la cantidad total de contramedidas aprobadas no es ciclópea, en total son casi 21.000 millones.
La Comisión siguió la estrategia pensada algunos días atrás, aprobando, como estaba previsto, su primera respuesta concreta a Trump. Las contra tarifas a los productos estadounidenses se votaron según el procedimiento de la Comitología (procedimiento de Comités, ndr), que prevé la participación de representantes técnicos de los 27.
. La votación, sin embargo, fue más política que nunca. A última hora de la mañana surgió la idea de aprobar las medidas por consenso, evitando así exponer a países en forma individual que se oponen a ellas. No fue así. Veintiséis personas levantaron la mano, Hungría no. "Bruselas está empeorando la situación", atacó Budapest, ampliando el foso que la separa del edificio Berlaymont. De hecho, nadie siguió a Viktor Orban, quien ahora corre el riesgo de quedar desorientado por las volteretas de su aliado estadounidense.
La composición de las listas de productos estadounidenses que debían gravarse fue el resultado de un delicado "manual Cencelli" de derechos, con von der Leyen comprometida a no disgustar a nadie. Las primeras que entrarán en vigor, el 15 de abril, serán precisamente las puestas en marcha por la Comisión Juncker y luego suspendidas. Afectarán productos icónicos como Harleys, Levi's o manteca de mani. Pero también arándanos, maíz dulce, cigarrillos y tabaco para masticar. Siempre que las tarifas entren en vigor.
De aqui al 15 de abril, con Trump en la Casa Blanca, todo puede cambiar. Y la Comisión intenta estos días enviar un mensaje por encima de todo al Estados Unidos de Trump no son confiables, Europa sí lo es. Lo dijo, por ejemplo, a los miembros de la Cámara de Comercio Estadounidense que vieron las cumbres comunitarias en Bruselas. "Invertir en Europa, estamos simplificando las reglas y profundizando el mercado único", remarcó von der Leyen, y reiteró el mismo concepto que, desde hace más de un mes, repite por todas partes: negociar beneficia a todos, exacerbar las tensiones no.
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