La más fuerte desde cuando la actividad sísmica aumentó intensidad, el sábado pasado, se registró a las 15.04 hora local, una magnitud de 5, a 22 kilómetros al sudoeste de Amorgos.
El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, invitó a los residentes a mantener la calma, pero los ferrys y vuelos directos a Atenas, incrementados por la emergencia, continúan abarrotados.
Entre 6.000 y 9.000 personas, según medios de comunicación griegos, abandonaron Santorini, asustados por el temblor de la tierra.
Muchos habitantes de la perla del Egeo decidieron marcharse, pero también varios trabajadores estacionales.
Sin embargo, son pocos los turistas que en los meses de verano acuden en masa a los pueblos situados sobre rocas volcánicas para admirar las puestas de Sol sobre el Egeo.
"Tenemos miedo, los temblores duran unos segundos, pero se suceden varios días: creo que es mejor alejarnos un tiempo", dijo a ANSA Maria Karistì, una de los 15.000 habitantes de la isla, que optó por desplazarse unos días con sus hijos a Atenas, huésped en casa de amigos.
Los sismólogos se mantienen cautos a la hora de hacer predicciones: la actividad sísmica podría durar días, o incluso semanas, y no parece estar relacionada con la actividad volcánica del cráter sumergido de Nea Kameni, situado en la caldera de Santorini.
"Nunca antes nos habíamos encontrado con algo así en Grecia", dijo a la emisora ;;estatal Ert el director de investigación del Instituto de Geodinámica de Atenas, Athanasios Ganas, comentando la frecuencia de los temblores que afectan a la isla.
Hasta el momento no se reportaron daños entre las casas pintadas de blanco y azul, pero las escuelas -junto con las de las islas cercanas de Anafi, Amorgos e Ios- permanecen cerradas hasta el viernes.
Los hoteles tuvieron que vaciar las piscinas para evitar que el peso del agua amplifique los daños de un posible terremoto, y se advirtió a los residentes que se mantengan alejados de lugares donde exista riesgo de caída de rocas.
Un equipo de bomberos y rescatistas aterrizó, proveniente de Atenas, durante el fin de semana y otro fue enviado hoy a Amorgos, desde la cercana isla de Naxos, como medida preventiva.
"El escenario que esperamos es el de un terremoto con una magnitud máxima de 5,5 en la escala de Richter, que no debería causar daños y que constituye el choque más fuerte, para comenzar la atenuación gradual del fenómeno", declaró Efthimios Lekkas, presidente del Comité Científico para la Evaluación del Riesgo Sísmico (OASP) y profesor de Geología, al finalizar la reunión de hoy que se celebró en el ministerio de Protección Civil para hacer un balance de la situación.