El rival nunca bajó la intensidad. Es más, en el tercer cuarto pisó aún más el acelerador, mientras que nuestro seleccionado seguía sin encontrar los caminos: sufrió mucho en los tableros, no pudo ser efectivo con el tiro externo y tampoco encontró respuestas en sus individualidades, sobre todo las de Luis Scola y Facundo Campazzo. España tuvo puntos altos, con Ricky Rubio y Marc Gassol, que fue se adueñó del partido imponiendo su altura tanto en ofensiva como en defensiva. A partir de su gran juego en equipo, llegaron a sacar una ventaja máxima de 21 puntos.
Argentina quedó demasiado atrás en el mercador, mientras que los españoles aprovechaban su experiencia para manejar los tiempos y hacer correr el reloj. En la “albiceleste” todo era impotencia ante la superioridad del rival.
Así, el partido se le fue de las manos a los argentinos que jugaron el último cuarto con el corazón pero no les alcanzó: terminaron en el segundo lugar en un campeonato del mundo que será histórico por los triunfos sobre potencias como Serbia y Francia.