Mindfulness (o atención plena) es una técnica de meditación oriental milenaria, que llegó a la medicina occidental hace más de 30 años de la mano de Jon Kabat-Zinn, y que se emplea para reducir el estrés. “En el campo de la sexualidad la trabajo por las disfunciones sexuales, eyaculación precoz, anorgasmia, deseo sexual bajo, que tienen que ver con trastornos de ansiedad, ansiedades o con películas mentales que tenemos a la hora de establecer un contacto con el otro o con nosotros mismos”, cuenta la psicóloga tucumana.
Luego explica que los modos aprendidos que tenemos de disfrutar la sexualidad vienen de la mano de la pornografía, entonces el placer sexual está reducido mentalmente a la genitalidad y no a otras partes del cuerpo. “Todos tenemos el mecanismo que si nos excitamos tenemos que pasar inmediatamente al acto sexual. El mindfulness es observar esa película mental que todos traemos, y a través de la respiración llevarla al cuerpo para ampliar nuestro mapa erótico, descentrarnos de los genitales, y por ende ampliar la satisfacción sexual. En cuanto yo puedo empoderarme de mi placer sexual, podré disfrutar plenamente, sola o en pareja”, añade.
El mindfulness propone la espontaneidad, el juego, el conectarnos, tener distintas sensaciones y texturas. Es un mundo por descubrir.
“Es algo nuevo. Nosotros tendemos a ir a lo seguro y eso no nos genera placer, porque con el tiempo nos hace perder ese placer, el deseo. Es un espacio nuevo y creativo. Cuesta, pero nos abrimos de a poquito al deseo. Hay ejercicios, por supuesto, que los propongo en la práctica de hoy”, cuenta la disertante de Expo X.