Kate Middleton se encuentra en sus horas más bajas no solo por su estado físico, sino también por el emocional e institucional. La princesa de Gales se recupera, entre el misterio y el fuerte hermetismo, de la operación abdominal a la que se sometió el pasado 16 de enero, que ha hecho surgir todo tipo de especulaciones sobre su salud. Sin embargo, la gran crisis de credibilidad sin precedentes en la que está envuelta y que también afecta a la Casa Real, surgió a raíz de la foto que compartió el Día de la Madre en Reino Unido y en la que aparecía con sus hijos. Una imagen aparentemente inocente que se volvió en su contra como un bumerán después de que se viera obligada a pedir disculpas por haberla editado. Así las cosas, Kate, la joya de la Corona, ha dado su primer paso en falso desde que entró a formar parte de la monarquía y que se ha convertido en una tormenta perfecta. Todo el escándalo que se ha generado en torno a la Princesa la tiene muy molesta y afectada, especialmente a raíz de las muchas teorías conspiranoicas que se han desatado. En un intento de frenar la gran bola de nieve que se ha formado, esta semana se dejó ver haciendo la compra junto a su marido, el príncipe Guillermo, en una tienda agrícola de Windsor, cercana a su casa de Adelaide Cottage, donde fue captada por varios clientes y que publicaron varios medios de comunicación británicos como The Sun. En ellas aparece sonriente, caminando y llevando una bolsa. Esta aparición privada sería un nuevo intento de dar tranquilidad a los ciudadanos. Sin embargo, muchas de las preguntas siguen sin respuesta y en algún momento, Kate tendrá que responderlas. La estrategia de comunicación, en la que ha primado la opacidad frente a la transparencia, que se ha hecho durante su recuperación, sumado al ya llamado ‘Fotogate’ ha hecho mella en la impecable reputación de la Princesa. Desde que se casó con el príncipe Guillermo, actual heredero al trono, (el próximo 29 de abril cumplirán 13 años de matrimonio) y, en consecuencia, entrara a formar parte de la Familia Real, Kate Middleton ha bordado su papel de perfecta royal. Siempre impecable, elegante, risueña, cercana y con un gran entusiasmo, ha hecho junto a su marido el tándem perfecto convertidos en dos de los miembros más queridos y con mayor popularidad de la monarquía británica. Nunca se ha quejado públicamente, nunca hasta ahora ha dado qué hablar y ha sabido llevar los problemas con una gran discreción.