Y la jefa del Fondo cree que si no se toman medidas, el país se verá abocado a "una disminución bastante significativa en las tasas de crecimiento".
En una entrevista con la cadena CNBC en el Foro Económico Mundial en Davos, Georgieva explicó que "Lo que China necesita son reformas estructurales para seguir abriendo la economía, para equilibrar más el modelo de crecimiento hacia el consumo interno, es decir, crear más confianza en la gente, para que no ahorren sino que gasten más".
En concreto, apunta al sector inmobiliario, que necesita un "arreglo", y a la deuda, tanto pública como privada, que no ha dejado de crecer y que necesita ser controlada en el corto plazo. A largo plazo, los retos del país asiático pasan por el cambio demográfico -la población ha empezado a disminuir, y se espera que no deje de caer en las próximas décadas- y una "pérdida de confianza" a nivel internacional.
El resultado es una fuerte amenaza al crecimiento de un país cuyo PIB todavía no ha superado al de EEUU, pese a cuadruplicar la población del gigante norteamericano, y cuya renta per cápita sigue por debajo de la de países como Rusia, Argentina, Kazajistán o Malasia, según los datos del propio FMI de este año. "En ausencia de reformas, las tasas de crecimiento caerían bajo el 4%", añadió Georgieva. la economía china creció cerca del 5,2% en 2023, según las estimaciones del Banco Mundial, y se espera que se quede en un 4,5% este año.
El pasado mes de diciembre, los máximos dirigentes chinos prometieron "dar más peso al desarrollo" ya que parecen estar "cada vez más impacientes" con el estancamiento de la economía del país y el crecimiento tan lento que está experimentando. Esa situación está preocupando a EEUU y Europa, que ven que el enfriamiento está llevando al país asiático a una espiral deflacionaria que está tumbando los precios de las exportaciones y que puede afectar a la recuperación del resto del mundo.