"Hace décadas que estamos pidiendo que se abran los archivos. No sabemos dónde están, los militares los tienen bien guardados", dice a BBC Mundo Taty Almeida, de 93 años, una de las referentes de las Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora.
La histórica organización fue formada en 1977 por un grupo de madres que buscaban a sus hijos "desaparecidos" durante el gobierno de facto que gobernó entre 1976 y 1983, e incluso antes, durante el gobierno constitucional de Isabel Perón, que lo precedió.
En estas cuatro décadas, Argentina se ha convertido en un ejemplo mundial de justicia: es uno de los pocos países que logró llevar ante tribunales civiles a sus opresores militares. Los esfuerzos de organismos de derechos humanos como las Abuelas de Plazo de Mayo hicieron posible que se identifique a más de 130 niños -hoy adultos- que nacieron en cautiverio y fueron entregados en adopción por los mismos militares que torturaron y mataron a sus padres.
Los juicios permitieron echar luz sobre algunas de las prácticas más cruentas de lo que la Justicia argentina definió como un "plan sistemático de desaparición, tortura y exterminio", que se dio "en el marco de un genocidio".
Por ejemplo, los llamados "vuelos de la muerte", en los que se arrojaba sobre el Río de la Plata o el mar Atlántico -vivos y drogados- a algunos de los recluidos en los cientos de centros clandestinos de detención que había en el país.